Dieta cetogénica - Keto

Dr. Acevedo • 12 de diciembre de 2022

Dieta Cetogénica - KETO

Hoy abordaré este tema porque es una de las dietas que más se están solicitando en consulta, ya que, muchas personas han leído algo sobre sus beneficios o conocen a alguien que la está realizando y han visto los cambios o porque simplemente está de moda y se quiere probar a ver si al final se consigue los resultados deseados, quizás porque ya se hayan realizado cantidad de dietas y ninguna de ellas surtió el efecto que se quería.

Pues bien, antes que nada es importante recalcar de que no existe una dieta ideal única o dieta panacea, es decir, es de real importancia adaptar y planificar la alimentación según todas las características personales de salud, objetivos deseados, situación psicológica, edad, sexo, laboral, ejercicio y movilidad entre otros.

Recalcar que sea cual sea la dieta que se haga es importante tener en cuenta más que la dieta en sí misma, con todas la variables a tener en cuenta para realizarla lo más personalizada posible, que se acompañe de ejercicio físico, ya que sin este componente relevante, según mi experiencia, ninguna dieta por buena que sea tendrá los efectos deseados.

Muchas personas son las que buscan fórmulas milagrosas a la hora de tener una buena alimentación y eso quizás, no sea del todo posible. La ley del mínimo esfuerzo. Normalmente si quieres estar bien alimentado y gozar de una buena salud, pues tendrás que alimentarte adecuadamente y por mucho que tengas prisa en esta vida, este paso es fundamental. No sé si me explico. Es imposible conseguir los efectos deseados en salud, estéticos y de bienestar si no se hacen los procesos necesarios, al igual que los sacrificios (supuestos) que ello conlleva.

Pues bien, os comentaré que las dieta Cetogénica o dieta Keto, como se podrán encontrar en los buscadores en internet, realmente tienen muchos beneficios, pero de antemano os digo que es para realizarse en un determinado periodo de tiempo y no hacerla “de por vida”, ya que, como veremos más adelante, no es biológicamente viable y no es recomendable desde el punto de vista saludable.

La dieta keto, es una alimentación que se baja en un aumento de la ingesta de grasas (hablamos de quizás un 60 - 70%), casi eliminación del consumo de carbohidratos (sólo se permiten 5 – 10%), una pequeñas porciones de proteína (entre un 20 – 30%). Estos parámetros por regla general hacen que el metabolismo se cambie por su consumo energético de utilizar azúcares a utilizar subproductos de las grasas metabolizadas en el hígado como lo son los cuerpos cetónicos. Saber que un gramo de azúcar proporciona unas 4 kcal y el mismo gramo, pero de grasa proporciona 9 kcal. Es decir, las grasas nos dan más energía y son más eficientes energéticamente hablando y para esto es necesario “obligar” al cuerpo a cambiar su sistema de utilización energética de lo fácil (carbohidratos – azúcares) a lo más complejo (las grasas y sus metabolitos los cuerpos cetónicos). He aquí quizás, la clave y en donde muchas personas fallan a la hora de poder hacer satisfactoriamente esta conversión para no quedar cortos y no entrar en cetogénia o para pasarse y probamente generar problemas metabólicos que no se tenían. La clave es estar en el camino medio gozando de buenos cuerpos cetónicos en sangre, que sean capaces de empezar a utilizar las reservas de grasas que ya se tienen acumuladas a lo largo y ancho de todo el cuerpo. Los valores de cuerpos cetónicos en sangre óptimos están entre 1 y 3 mmol/l, por debajo de estos valores nuestro organismo quizás de primeras no este quemando las grasas acumuladas y por encima de estos corremos el riesgo de entrar en terrenos patológicos metabólicos. Por esta razón es muy aconsejable, yo diría que casi obligatorio medir la glucosa y los cuerpo cetónicos en sangre, cada día sobre todo al principio de estar haciendo los cambios a este tipo de dietas moduladoras del metabolismo. Pongo la glucosa porque también nos dará mucha información de cómo nuestro organismo está respondiendo a este cambio. Los valores de glucosa en sangre normales para una dieta de este calibre son: 70 – 100 mg/dl. Al principio de empezar la dieta, la primera semana, puede haber un aumento considerable de los valores incluso pasarse de los 100 mg/dl, pero ya en la segunda semana se regula de entre los 70 – 99 mg/dl y más adelante se empiezan a tener valores más cerca a los 70 mg/dl e incluso por debajo de este.
Con esto tenemos un poco la parte introductoria de lo qué es y cómo debemos monitorizarla, si queremos llevarla lo mejor posible, a lo que las pruebas me refiero y su importancia.

Ahora antes que nada te comentaré cuáles son sus beneficios. Muchos estudios científicos avalan que el llevar una dieta de este tipo tiene múltiples beneficios para salud, eso sí siempre y cuando se haga de una manera correcta. Entre ellos tenemos: promueve la quema de grasas, reduce el hambre, mejora la concentración, la agudeza mental y la memoria, mejora la resistencia física, reduce las inflamaciones, mejora la salud cutánea, ayuda contra problemas de fertilidad, previene el desarrollo de enfermedades crónicas, disminuye el riesgo de enfermedades del sistema nervioso central, disminuye el riesgo de enfermedades oncológicas, entre otras cosas. Esto nos daría para ampliarlo en otro artículo de solo los beneficios que nos aportan.

Como todo en la vida, si tiene ventajas también tiene contraindicaciones estas son: embarazadas, cirrosis hepática, hígado graso, trasplante renal y nefritis u otros problemas renales como la urolitiasis.

Además de esto es imperante saber que al hacerse este cambio metabólico se pueden tener efectos secundarios que se irán eliminando a medida que se va adentrando más en cetogénia, pero que al principio genera quizás molestias en general como lo son: dolor de cabeza, estreñimiento, sed por deshidratación, mal olor corporal y bucal, calambres musculares, bajo rendimiento deportivo en las primeras semanas (después tendrás el doble de rendimiento) y aumento del ácido úrico, esto es lo que en su conjunto se llama gripe cetogénica. Como os he dicho esto se van eliminando a medida que se va metiendo más en cetogénia y sobre todo que durante el proceso hay trucos para poderlos ir paliando o irlos solventando a medida que van apareciendo.
Ahora seguramente te estarás preguntando como sería un menú de dieta keto, pues bien normalmente en el desayuno se aconseja la ingesta de aguacate con quesos, café (infusión o tés) con bebidas vegetales cero azúcares, acompañado con pan tipo keto (ojo estos son especiales, ya que, su contenido en carbohidratos es bastante bajo y desde aquí se empieza la cuenta diaria de carbohidratos permitidos al día, normalmente estos panes están hechos de harinas de almendras, coco, fibra de bambú, gluten de trigo entre otras, pero muy pocas mas). Una comida por ejemplo estaría compuesta de verduras de hoja verde, coliflor (esta verdura es la más ideal, ya que, su contenido de carbohidratos en menos del 5% dentro de los cuales 1,5% son azúcares y el resto son fibras), o cualquier verdura keto amigable; esto acompañada por unos 15 gr de proteína más o menos y esto va en función, como he comentado antes de los objetivos porque si se está realizando deporte de alta intensidad sería necesario cambiar estos valores y ajustarlos, y del resto hay que agregarles las grasas, en forma de aguacate, aceites vegetales (estos son los más óptimos si no se lleva una dieta keto vegana) y en la cena algo más o menos parecido para obtener eficazmente la ingesta de todos los valores diarios recomendados en la dieta keto.

Uno de los mayores problemas de esta dieta, desde mi punto de vista es que al ser una dieta en donde se aconseja aumentar considerablemente la ingesta de grasa, normalmente las personas abusan de las grasas saturadas (cuando es una dieta keto omnívora), conllevando esto a ser más un problema que una solución, por lo que es importante aportar estas grasas de origen animal de una manera más restrictiva y si se podría dar en mayor porcentaje las grasas de origen vegetal. Este tema de las grasas lleva a mucha controversia en la comunidad médica, por lo que es bien sabido que si se aumenta el consumo de grasas saturadas pues también se aumenta el riesgo de enfermedad cardio y cerebro - vascular. Por eso para evitar este inconveniente lo mejor es hacerla en la medida de lo posible de alimentos basados en plantas o por lo menos hacer un buen ajuste, equilibrando las grasas vegetales y animales ingeridas para conseguir así, sin mayores problemáticas futuras, lo maravillosos beneficios de esta dieta.

Mi recomendación desde el punto de vista de tiempo son: mínimo hacerse un mes, para ver por lo menos algo de sus beneficios (esto también va a depender de las necesidades individuales) y hasta máximo tres meses. A lo largo de un año se podrían hacer o una vez o dos veces como mucho, ya que, de esta manera es como si realizamos un buen reseteo metabólico manteniendo siempre la línea de la salud y bienestar. No recomiendo hacerla de por vida porque como bien sabes, necesitamos tener en nuestra alimentación todos los grupos de alimentos y de ellos todos los nutrientes en nuestra alimentación balanceada - saludable y esta, como bien has visto es una dieta restrictiva.

Y por supuesto mi mayor recomendación es ponerse en manos de personal cualificado, que sepa estrictamente del tema, que sea capaz de atender todas las necesidades importantes y deseos - objetivos que se quieran conseguir con este tipo de dietas. Y que mejor si se pueden hacer esta en combinación de otros conceptos en alimentación como podría ser vegana sola, intermitente, vegana e intermitente, cuidado especial del intestino (fibra, agua, microbiota) etc. Claro está, todo esto según los parámetros clínicos individuales para poder hacerlo de la mejor manera posible y no fallar en el intento.

Mis mejores deseos siempre para ti, en salud y bienestar tanto físico como mental y mantén siempre presente que somos un todo. Tashi delek.

 Foto de Vanessa Ray

Por Dr. Acevedo 14 de noviembre de 2025
La inflamación es una respuesta natural del cuerpo destinada a protegernos. Pero cuando se mantiene activa de manera silenciosa y persistente, se convierte en una de las principales causas de enfermedades crónicas. A este fenómeno se le conoce como inflamación de bajo grado o inflamación crónica sistémica, y está implicada en patologías tan diversas como la diabetes, la obesidad, la depresión o incluso el cáncer. Lo más preocupante es que puede avanzar sin síntomas evidentes durante años, afectando poco a poco a nuestros órganos y tejidos. La medicina actual reconoce que esta inflamación sutil surge por una combinación de estrés oxidativo, disbiosis intestinal, exceso de glucosa, sedentarismo y exposición constante a contaminantes ambientales. Cuando estos factores persisten, el sistema inmunitario libera pequeñas cantidades de citoquinas inflamatorias (como IL-6, TNF-α o CRP) que, a largo plazo, dañan las células y aceleran el envejecimiento. Un estudio longitudinal de la Universidad de Harvard (2023) mostró que personas con niveles moderadamente elevados de proteína C reactiva presentaban un riesgo un 68% mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares en la siguiente década. Otros estudios (López-García et al., Nature Medicine, 2024) confirman que la inflamación de bajo grado reduce la sensibilidad a la insulina y altera la función mitocondrial, generando un círculo vicioso entre metabolismo, energía y estado emocional. La buena noticia es que este proceso puede revertirse al modificar los hábitos que lo originan. Las investigaciones más recientes apuntan a que una alimentación antiinflamatoria basada en plantas, omega-3, ayuno intermitente, ejercicio aeróbico y meditación regular disminuye marcadores inflamatorios en cuestión de semanas. Incluso se ha observado que el sueño profundo regula la producción de interleucinas proinflamatorias y mejora la reparación celular. Combatir la inflamación crónica no significa eliminarla, sino devolverla a su equilibrio fisiológico. No se trata de tomar antiinflamatorios, sino de crear un entorno interno que promueva la reparación y la armonía celular. Esto implica tanto nutrición consciente como gestión emocional y descanso adecuado. Nuestro cuerpo está diseñado para sanar; solo necesita que dejemos de obstaculizar sus mecanismos naturales de regeneración. Claves prácticas Elimina de tu dieta los azúcares refinados, grasas trans y harinas ultraprocesadas. Prioriza alimentos ricos en antioxidantes: frutos rojos, té verde, cúrcuma, jengibre y aceite de oliva virgen extra. Integra ayunos cortos o periodos de restricción calórica controlada. Practica actividad física moderada al menos 30 minutos diarios. Dedica tiempo al descanso, la respiración consciente y la gratitud diaria. La inflamación crónica es como un fuego lento que consume sin hacer ruido. La verdadera medicina consiste en apagar ese fuego desde la raíz, no solo con fármacos, sino con decisiones cotidianas que devuelvan coherencia a la vida. Cuidar lo que comes, piensas y sientes es el acto más poderoso de prevención que existe.
Por Dr. Acevedo 7 de noviembre de 2025
Tu segundo cerebro: cómo cuidar la microbiota fortalece tus defensas El otoño marca el inicio de una etapa en la que nuestro sistema inmunitario se enfrenta a mayores desafíos. Resfriados, gripe y cansancio son señales de que el cuerpo necesita apoyo. La ciencia moderna confirma lo que la medicina integrativa lleva tiempo observando: la clave de una inmunidad fuerte está en el intestino. En él habitan más de 100 billones de microorganismos que forman la microbiota intestinal, considerada hoy nuestro “segundo cerebro”. Su equilibrio determina no solo nuestra salud digestiva, sino también nuestro estado de ánimo, energía y capacidad de defensa. El 70 % de las células inmunitarias residen en el intestino. Este órgano, lejos de ser un simple tubo digestivo, actúa como un centro de inteligencia biológica que comunica constantemente con el cerebro a través del eje intestino-cerebro-inmunidad. Estudios publicados en Nature Immunology (2024) demuestran que una microbiota diversa y estable modula la respuesta inmune, reduciendo la inflamación sistémica y mejorando la tolerancia frente a infecciones y alergias. Los desequilibrios intestinales (disbiosis), causados por dietas ultraprocesadas, estrés crónico o antibióticos, alteran esta armonía y predisponen a enfermedades autoinmunes, metabólicas y emocionales. La medicina integrativa aborda este eje de forma global: alimentación, fitoterapia, probióticos y gestión del estrés son pilares complementarios para restaurar el equilibrio. Alimentos fermentados como el kéfir, el chucrut o el miso aportan microorganismos beneficiosos que refuerzan la diversidad bacteriana. Los prebióticos —fibras naturales de alimentos como la cebolla, el ajo o el plátano verde— sirven de alimento a las bacterias buenas. La nutrición antiinflamatoria, rica en omega-3, polifenoles y antioxidantes, favorece la regeneración de la mucosa intestinal y la producción de metabolitos protectores, como el butirato, esencial para una inmunidad equilibrada. Asimismo, el estado emocional influye en el intestino. Un estudio de Psychoneuroendocrinology (2024) evidenció que la práctica de mindfulness y la respiración consciente reducen el estrés intestinal, mejoran la digestión y equilibran la microbiota en pocas semanas. El intestino, al fin y al cabo, no solo digiere alimentos, sino también emociones. Cuidar la microbiota es cuidar la raíz de nuestra vitalidad. No se trata de tomar suplementos al azar, sino de crear un entorno interno que favorezca la vida en todas sus formas. La medicina integrativa nos enseña que fortalecer el sistema inmune empieza cultivando un ecosistema interior armónico, donde bacterias, células y pensamientos cooperan en equilibrio. Claves prácticas Prioriza alimentos fermentados y ricos en fibra natural. Evita antibióticos innecesarios y ultraprocesados. Practica mindfulness o respiración diaria para reducir el estrés intestinal. Duerme al menos 7 horas por noche: el descanso regenera la microbiota. Mantén contacto con la naturaleza; su biodiversidad también fortalece la tuya. Tu salud es un reflejo de la vida que habita en ti. Cuando alimentas con conciencia a tu microbiota, estás fortaleciendo no solo tu sistema inmunitario, sino también tu conexión con la naturaleza de la que formas parte.
Por Dr. Acevedo 31 de octubre de 2025
Por Dr. Acevedo 24 de octubre de 2025
Nutrición integrativa: cuando comer se convierte en medicina La alimentación es uno de los pilares más poderosos para preservar la salud y prevenir enfermedades. Cada 24 de octubre, el Día Mundial de la Alimentación nos recuerda que comer no es solo un acto biológico, sino también emocional, social y espiritual. En un mundo donde abundan los alimentos ultraprocesados y los ritmos acelerados, recuperar una relación consciente con la comida se ha vuelto una forma de medicina. La nutrición integrativa propone una visión que va más allá de las calorías o los macronutrientes: busca comprender cómo cada alimento dialoga con nuestras células, hormonas, emociones y energía vital. Diversos estudios científicos confirman que la alimentación tiene un impacto directo sobre la inflamación, la microbiota intestinal y el sistema inmunológico, ejes fundamentales de la salud global. Investigaciones recientes publicadas en Cell Metabolism (2024) demuestran que las dietas basadas en alimentos reales, ricas en fibra y fitoquímicos, reducen marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva y mejoran la expresión de genes relacionados con la longevidad. Desde la perspectiva integrativa, comer bien es una práctica de autoconexión. No se trata de seguir una dieta rígida, sino de nutrir el cuerpo con presencia, equilibrio y placer. Las dietas antiinflamatorias, cetogénicas vegetales o mediterráneas evolutivas, adaptadas a cada biotipo y condición, pueden modular procesos metabólicos, hormonales y neurológicos con efectos clínicos significativos. En Nutrients (2023), un ensayo clínico mostró que una alimentación rica en polifenoles, grasas saludables y probióticos naturales mejora el estado de ánimo y reduce síntomas depresivos en adultos jóvenes. Además del componente físico, la nutrición integrativa aborda el comer emocional: ese impulso de usar la comida para calmar vacíos internos o ansiedad. Aprender a identificar el hambre real del hambre emocional permite restaurar la relación con el cuerpo y la saciedad natural. También considera la energía vital de los alimentos: frescos, vivos, llenos de color y diversidad. La medicina tradicional china y el Ayurveda ya señalaban que el cuerpo se nutre tanto de nutrientes como de energía sutil. El acto de comer en calma, masticar bien y agradecer antes de cada comida no son gestos simbólicos: investigaciones en Frontiers in Psychology (2024) muestran que la gratitud y la atención plena durante las comidas reducen la secreción de cortisol y mejoran la digestión. Alimentarse conscientemente es una práctica espiritual en movimiento. La nutrición integrativa nos enseña que la salud no empieza en el plato, sino en la forma en que nos relacionamos con la comida. Escuchar al cuerpo, honrar sus señales y nutrirlo con respeto es una forma profunda de amor propio. Claves prácticas 1. Prioriza alimentos naturales, locales y de temporada. 2. Mastica despacio y evita pantallas al comer. 3. Incluye fuentes de omega-3, probióticos y antioxidantes naturales. 4. Evita el exceso de azúcares, harinas y procesados. 5. Agradece antes de cada comida: mejora la digestión y el bienestar. Comer con conciencia es recordar que cada bocado puede ser una oportunidad de sanación. La verdadera nutrición empieza cuando el alimento alimenta no solo al cuerpo, sino también al alma.
Por Dr. Acevedo 17 de octubre de 2025
El dolor: un mensaje del cuerpo que la medicina integrativa sabe escuchar El dolor es una experiencia universal y profundamente humana. Según la International Association for the Study of Pain (IASP), se define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con daño tisular real o potencial”. Cada 17 de octubre, el Día Mundial del Dolor nos invita a reflexionar sobre su impacto y sobre la necesidad de enfoques médicos más humanos e integradores. La medicina convencional se ha centrado históricamente en suprimir el síntoma, mientras que la medicina integrativa propone escucharlo: comprender su origen físico, emocional y energético para favorecer una sanación más completa. El dolor no es solo una señal biológica, sino una forma de comunicación del cuerpo. Las investigaciones más recientes en neurociencia han demostrado que la percepción del dolor se modula por factores como el estrés, el sueño, las emociones y el entorno social. Estudios publicados en Nature Neuroscience (2023) confirman que la neuroinflamación y la disfunción del eje intestino-cerebro juegan un papel crucial en el mantenimiento del dolor crónico. Además, el sistema nervioso puede “aprender” el dolor, manteniéndolo activo incluso cuando el daño inicial ha sanado. La medicina integrativa ofrece una visión más amplia. Combina los recursos de la medicina basada en la evidencia —analgésicos, fisioterapia, bloqueos nerviosos o tratamientos específicos— con herramientas que restauran la regulación global del organismo. Abordar el dolor implica intervenir en múltiples niveles: • Físico: mediante nutrición antiinflamatoria, fitoterapia, acupuntura o medicina neural. • Emocional: con técnicas de liberación emocional, mindfulness, terapia somática o respiración consciente. • Energético: equilibrando el sistema nervioso autónomo a través de la meditación, el movimiento y la coherencia cardíaca. La evidencia respalda este enfoque. Un metaanálisis en The Journal of Pain (2024) mostró que las prácticas mente-cuerpo reducen el dolor crónico en un 30 % y mejoran significativamente la calidad del sueño y el bienestar psicológico. El cerebro, al activar redes de autocontrol y calma, modula las señales dolorosas que llegan desde el cuerpo. El dolor, visto desde la medicina integrativa, no es un enemigo a eliminar, sino un mensajero que señala desequilibrios más profundos. Escucharlo permite descubrir causas invisibles: inflamación persistente, tensiones no expresadas o emociones reprimidas. Acompañar el proceso con respeto y comprensión es esencial para que el cuerpo deje de necesitar gritar a través del dolor. Claves prácticas: 1. Observa cuándo y cómo aparece el dolor: suele indicar un patrón o exceso. 2. Reduce alimentos proinflamatorios (azúcar, ultraprocesados, alcohol). 3. Practica respiraciones lentas y profundas: calman el sistema nervioso. 4. Descansa bien; el sueño repara los circuitos del dolor. 5. Busca ayuda profesional integrativa que atienda cuerpo, mente y emoción. El dolor no solo pide alivio, pide atención. Escucharlo con presencia y compasión puede transformarlo en un maestro que guía hacia una vida más coherente, consciente y plena.
Por Dr. Acevedo 10 de octubre de 2025
Ansiedad, depresión y medicina integrativa: hacia una salud mental plena Cada 10 de octubre el mundo celebra el Día Mundial de la Salud Mental, un recordatorio de que no existe salud sin equilibrio emocional. En las últimas décadas, los trastornos de ansiedad y depresión han aumentado de forma alarmante: según la OMS (2024), más de 970 millones de personas viven con alguna alteración de la salud mental, y los cuadros mixtos de estrés crónico, insomnio y somatización son cada vez más frecuentes en consulta. La buena noticia es que la ciencia está confirmando lo que la medicina integrativa lleva años proponiendo: la mente y el cuerpo son un único sistema, y la salud emocional puede cultivarse de forma activa. La medicina integrativa combina los avances de la psiquiatría y la neurociencia moderna con herramientas naturales y prácticas de autocuidado que fortalecen la resiliencia del sistema nervioso. Un metaanálisis publicado en Frontiers in Psychiatry (2024) muestra que la meditación y el yoga reducen los niveles de cortisol hasta un 25 % y mejoran la conectividad funcional entre la amígdala (centro emocional) y la corteza prefrontal, lo que se traduce en mayor estabilidad emocional. Del mismo modo, la nutrición psicoactiva se consolida como pilar terapéutico. Los ácidos grasos omega-3, el magnesio y los probióticos se asocian a una reducción significativa de síntomas depresivos leves a moderados (Nutrients, 2023). El eje intestino-cerebro demuestra que cuidar el microbioma intestinal mejora el estado de ánimo, mientras que la disbiosis favorece la inflamación y la irritabilidad. A nivel conductual, técnicas como la respiración consciente, la terapia de compasión o la escritura terapéutica ayudan a desactivar patrones de pensamiento rumiativo y fomentan una relación más amable con uno mismo. El contacto con la naturaleza —incluso 20 minutos diarios en espacios verdes— ha mostrado reducir la frecuencia cardíaca y aumentar la sensación de bienestar (Environmental Research, 2024). En la práctica clínica, combinar la atención médica convencional con terapias de relajación, apoyo nutricional, psicoterapia y actividad física ofrece resultados más duraderos que los tratamientos aislados. La clave está en abordar al paciente como un ser integral, no como un diagnóstico. Cuidar la salud mental no es solo tratar la enfermedad: es prevenir el sufrimiento cultivando serenidad, conexión y sentido de vida. La medicina integrativa nos invita a reconectar con el cuerpo, respirar conscientemente y escuchar nuestras emociones sin juicio. Claves prácticas: 1. Dedica 10 minutos diarios a una práctica de respiración o meditación guiada. 2. Incluye alimentos ricos en omega-3, magnesio y probióticos naturales. 3. Reduce pantallas antes de dormir y prioriza el contacto con la naturaleza. 4. Busca acompañamiento emocional si sientes sobrecarga: pedir ayuda también es autocuidado. La mente no necesita silencio absoluto, sino espacios de pausa donde pueda escucharse con claridad. Cuidarla no es un lujo, es una forma de amor propio que transforma la salud y la vida.
Por Dr. Acevedo 3 de octubre de 2025
Cada vez más investigaciones científicas confirman algo que las medicinas tradicionales han defendido durante siglos: nuestras emociones y pensamientos influyen de manera directa en la salud física. El primer viernes de octubre es un momento perfecto para reflexionar sobre esta conexión profunda y comprender cómo podemos aprovecharla para vivir con mayor bienestar. El puente entre emociones y cuerpo: la psiconeuroinmunología La psiconeuroinmunología estudia cómo los estados emocionales afectan al sistema nervioso, endocrino e inmunitario. Cuando experimentamos estrés crónico o emociones negativas intensas, el cuerpo produce una cascada de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que en exceso pueden provocar inflamación, disfunción hormonal y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, autoinmunes y metabólicas. Un estudio publicado en Nature Reviews Immunology (2024) demostró que las emociones positivas —como gratitud, alegría o compasión— reducen significativamente los marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) y aumentan la actividad de las células NK (natural killer), responsables de eliminar células dañadas o infectadas. Las emociones como factor de riesgo y de sanación Estrés y ansiedad: se asocian con cefaleas, hipertensión, insomnio e incluso mayor susceptibilidad a infecciones. Tristeza prolongada: puede debilitar la respuesta inmune, favoreciendo procesos inflamatorios crónicos. Alegría y optimismo: están vinculados a una recuperación más rápida tras cirugías y a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Un estudio en The Lancet Psychiatry (2023) reveló que pacientes con actitudes mentales positivas y redes de apoyo emocional tienen una probabilidad hasta un 40% menor de recaídas tras enfermedades graves. Medicina integrativa: técnicas para fortalecer la conexión mente-cuerpo La medicina integrativa no se limita a tratar síntomas, sino que busca restaurar el equilibrio físico y emocional. Algunas estrategias validadas incluyen: Mindfulness y meditación: mejoran la plasticidad cerebral y reducen el estrés, con evidencias de mejoras en la presión arterial y la función inmunológica. Risoterapia o Yoga de la risa: Regula la vía del dolor y ejercita una cantidad inmensa de músculos al mismo tiempo. Yoga terapéutico: regula el sistema nervioso autónomo, reduciendo los niveles de cortisol. Terapias artísticas y música: ayudan a procesar emociones reprimidas y reducen la percepción del dolor. Fitoterapia y nutrición consciente: plantas como la ashwagandha o el ginseng, junto con una dieta rica en antioxidantes, favorecen la resiliencia al estrés. La importancia de la coherencia emocional La investigación del Instituto HeartMath ha demostrado que cuando cultivamos emociones como gratitud y compasión, el corazón y el cerebro entran en un estado de “coherencia” medible, mejorando la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la salud cardiovascular. Esto confirma que el bienestar emocional es tan importante como una alimentación equilibrada o el ejercicio físico. El primer viernes de octubre es un recordatorio de que la salud comienza en nuestra mente. Cada pensamiento y emoción son mensajes bioquímicos que afectan al cuerpo. Practicar la autocompasión, reducir el estrés y cultivar emociones positivas no es solo una filosofía de vida, sino una herramienta médica con evidencia científica. BIOACEVEDO: "Cuidar tu mente es una forma de medicina preventiva tan poderosa como cualquier tratamiento".
Por Dr. Acevedo 26 de septiembre de 2025
El 26 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Anticoncepción, una jornada orientada a concienciar sobre la importancia de la planificación familiar, la prevención de embarazos no deseados y la salud sexual integral. Coincide también con el Día Europeo de las Lenguas, recordándonos que la educación en salud sexual debe ser clara, accesible y culturalmente sensible en todos los idiomas y contextos. Anticoncepción y salud pública Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 257 millones de mujeres en el mundo no tienen acceso a métodos anticonceptivos seguros y eficaces. Esto se traduce en embarazos no planificados, mayores riesgos en la salud materna y una carga social y económica significativa. El acceso a la anticoncepción está asociado con: Reducción de la mortalidad materna e infantil. Prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS), especialmente con métodos de barrera. Mayor autonomía y capacidad de planificación de proyectos de vida, tanto para mujeres como para hombres. Métodos anticonceptivos: evidencia y avances Hormonales: píldoras, parches y anillos vaginales. Estudios recientes en The Lancet Public Health (2024) confirman su seguridad y eficacia cuando se usan correctamente, aunque deben evaluarse factores de riesgo como hipertensión o trombofilia. Dispositivos intrauterinos (DIU): tanto de cobre como hormonales, con una efectividad superior al 99%. Se están desarrollando nuevos DIU de liberación controlada de estrógenos naturales para reducir efectos secundarios. Métodos de barrera: preservativos masculinos y femeninos, los únicos que protegen contra ETS. El uso consistente puede reducir en un 80% el riesgo de VIH y otras infecciones, según la OMS. Anticoncepción masculina: se investigan fármacos orales y geles hormonales para los próximos años, con ensayos clínicos prometedores publicados en Nature Medicine (2023). Medicina integrativa en salud sexual La medicina integrativa amplía la visión tradicional de la anticoncepción, incluyendo factores emocionales, hormonales y de estilo de vida. Algunos puntos clave son: Regulación hormonal natural: alimentación rica en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y adaptógenos (como ashwagandha) para mejorar el equilibrio endocrino. Educación en fertilidad consciente: técnicas como el método sintotérmico o la monitorización de la temperatura basal, validadas en estudios europeos, con una eficacia del 93% cuando se aplican correctamente. Bienestar sexual y emocional: el estrés y los conflictos emocionales afectan directamente la salud hormonal. Terapias como el yoga hormonal o la meditación pueden ser un complemento eficaz. Lenguaje y educación sexual La coincidencia con el Día Europeo de las Lenguas resalta la necesidad de un lenguaje claro y adaptado a todas las culturas y edades. La falta de información y tabúes culturales son responsables de gran parte de los problemas en salud sexual. Un estudio en Sexual and Reproductive Health Matters (2024) señala que programas educativos inclusivos y multilingües reducen el número de embarazos adolescentes en más del 30% en comunidades vulnerables. El 26 de septiembre nos recuerda que la anticoncepción no es solo una cuestión médica, sino también un derecho fundamental vinculado al bienestar emocional, la igualdad y la salud global. Apostar por métodos anticonceptivos seguros, una educación sexual abierta y accesible, y un lenguaje inclusivo es la base de una sociedad más libre y saludable.
Por Dr. Acevedo 19 de septiembre de 2025
El 19 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Limpieza, una iniciativa global para concienciar sobre el impacto de la basura, los residuos tóxicos y la contaminación en la salud del planeta y de las personas. Aunque esta fecha coincide con eventos más lúdicos como el “Día Internacional de Hablar como un Pirata”, su relevancia sanitaria es incuestionable: la limpieza de nuestro entorno es un factor determinante en la prevención de enfermedades respiratorias, alérgicas y cardiovasculares. Contaminación ambiental: un enemigo invisible La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la contaminación del aire causa más de 7 millones de muertes prematuras al año. Las partículas finas en suspensión (PM2.5), el dióxido de nitrógeno (NO₂) y el ozono troposférico son responsables de agravar enfermedades respiratorias como asma, bronquitis crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine (2024) concluyó que la exposición prolongada a PM2.5 está asociada con un incremento del 15% en el riesgo de cáncer de pulmón y del 25% en enfermedades cardiovasculares, incluso en áreas con niveles de contaminación considerados “moderados”. Basura y microbios: el vínculo con la salud La acumulación de residuos en entornos urbanos y naturales no solo contamina el aire y el agua, sino que favorece la proliferación de bacterias, virus y parásitos. Esto aumenta la incidencia de enfermedades infecciosas como gastroenteritis, leptospirosis y dengue (en zonas donde los mosquitos encuentran criaderos en aguas estancadas). Además, la quema de basura libera toxinas como dioxinas y furanos, sustancias cancerígenas que pueden persistir en el organismo durante años. Medicina integrativa y salud ambiental La medicina integrativa reconoce que no puede haber salud individual sin salud ambiental. Exposiciones continuas a contaminantes químicos generan inflamación crónica, alteración hormonal y estrés oxidativo, procesos directamente implicados en patologías como asma y enfermedades autoinmunes. Algunas estrategias respaldadas por estudios recientes incluyen: Nutrición antiinflamatoria y antioxidante: alimentos ricos en vitamina C, E y polifenoles (frutas, té verde) ayudan a mitigar el daño oxidativo provocado por contaminantes. Desintoxicación suave con plantas medicinales: extractos de cardo mariano y chlorella pueden favorecer la eliminación de metales pesados, según estudios en Environmental Research (2023). Respiración consciente y yoga pulmonar: ejercicios que mejoran la capacidad pulmonar y ayudan a contrarrestar los efectos de partículas inhaladas. Acción comunitaria: limpiar para sanar El Día Mundial de la Limpieza nos recuerda que limpiar nuestro entorno es también una forma de medicina preventiva. Programas de recogida de residuos, reducción de plásticos de un solo uso y educación ambiental son estrategias que impactan directamente en la calidad del aire y del agua. Un estudio en Environmental Health Perspectives (2023) demostró que comunidades con campañas activas de limpieza urbana reducen la incidencia de infecciones respiratorias en un 20% en comparación con áreas sin iniciativas similares. El 19 de septiembre no es solo una jornada de acción simbólica: es una llamada urgente a entender que nuestro entorno es parte de nuestro cuerpo. Respiramos, bebemos y vivimos en lo que el planeta nos ofrece. BIOACEVEDO: "cuidar la tierra es cuidar nuestros pulmones, nuestra sangre y nuestro futuro".
Por Dr. Acevedo 12 de septiembre de 2025
El 12 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Acción contra la Migraña, una jornada dedicada a visibilizar esta enfermedad neurológica que afecta a más de 1.000 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La migraña no es solo un dolor de cabeza intenso; es una condición crónica y compleja que puede provocar discapacidad, afectar la productividad y deteriorar la calidad de vida. La medicina integrativa, que combina tratamientos médicos convencionales con terapias complementarias basadas en evidencia, ofrece un enfoque cada vez más reconocido para abordar las migrañas de forma global. Migraña: una enfermedad del sistema nervioso La migraña se caracteriza por dolores pulsátiles recurrentes, a menudo acompañados de náuseas, vómitos, fotofobia y fonofobia. Existen factores desencadenantes como cambios hormonales, estrés, alteraciones del sueño, consumo de ciertos alimentos (quesos curados, chocolate, alcohol) o exposición a estímulos sensoriales intensos. Estudios recientes en The Journal of Headache and Pain (2024) han demostrado que la migraña está asociada con una hiperexcitabilidad neuronal y disfunción del tronco encefálico, lo que altera la liberación de neurotransmisores como la serotonina. Tratamiento convencional y sus límites Los fármacos como triptanes, antiinflamatorios (AINEs) y los anticuerpos monoclonales anti-CGRP (erenumab, fremanezumab) han supuesto avances importantes. Sin embargo, no todos los pacientes responden de manera adecuada, y los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos han impulsado la búsqueda de estrategias complementarias más naturales y sostenibles. Enfoque integrativo en la migraña La medicina integrativa considera los aspectos físicos, emocionales y energéticos del paciente. Algunas intervenciones con respaldo científico incluyen: Acupuntura: una revisión Cochrane (2023) confirmó que puede reducir la frecuencia de los ataques en un 50% en comparación con el tratamiento convencional. Suplementos nutricionales: magnesio, riboflavina (vitamina B2) y coenzima Q10 han mostrado efectos preventivos en estudios controlados. Fitoterapia: la Petasites hybridus (petasita) y la Tanacetum parthenium (matricaria) han demostrado eficacia preventiva en estudios europeos. Yoga y meditación: reducen la tensión muscular y modulan la respuesta al dolor. Un estudio en Cephalalgia (2023) encontró que la práctica de yoga durante 3 meses disminuye la frecuencia y duración de las migrañas en más del 30%. Aromaterapia y aceites esenciales: el aceite de menta y lavanda aplicados en sienes han mostrado alivio sintomático rápido en algunos ensayos clínicos. El rol del estrés y las emociones El estrés es uno de los principales desencadenantes de la migraña. Técnicas como el mindfulness y la respiración diafragmática ayudan a prevenir ataques al reducir la hiperactivación del sistema nervioso simpático. Además, en medicina integrativa se recomienda evaluar conflictos emocionales no resueltos, pues se ha observado que estados de ansiedad o frustración recurrentes pueden predisponer al dolor. Recomendaciones prácticas para pacientes Mantener un diario de migrañas para identificar y evitar desencadenantes. Adoptar una dieta antiinflamatoria rica en frutas, vegetales y ácidos grasos omega-3. Practicar técnicas de relajación y dormir al menos 7-8 horas diarias. Consultar con profesionales en terapias complementarias para encontrar la combinación más adecuada de tratamientos integrativos. El Día Internacional de Acción contra la Migraña nos recuerda que el dolor no debe normalizarse y que cada paciente requiere un enfoque personalizado. La medicina integrativa ofrece una vía poderosa para combinar lo mejor de la ciencia convencional con prácticas ancestrales y naturales, priorizando la prevención y el equilibrio mente-cuerpo.